El Pleno del Ayuntamiento de Totana acordó, en su última sesión ordinaria, regular el uso de la pirotecnia en este municipio y la protección de la población y animales afectados por su uso; así como establecer un calendario donde se fijen los días y horarios permitidos para hacer uso de material pirotécnico.
El acuerdo plenario, alcanzado por unanimidad y a propuesta del Grupo Municipal Socialista, recoge realizar campañas informativas y de concienciación sobre los efectos negativos del uso indiscriminado de material pirotécnico y de medidas domésticas para paliar los efectos reseñados.
Esta iniciativa se promovería en los centros de enseñanza y en los centros de salud de Totana, y a través de diferentes herramientas de comunicación como las redes sociales, página corporativa oficial del Ayuntamiento, medios de comunicación social u otras alternativas que se estimen oportunas.
Además, en la propuesta se establece la regulación del uso de petardos en la vía pública por parte de los particulares, según establezcan los servicios municipales correspondientes.
De igual manera, se acordó que el Ayuntamiento de Totana propicie la transición del espectáculo pirotécnico actual hacia nuevas formas de espectáculo visual como puede ser la pirotecnia silenciosa o espectáculos de luz láser.
La moción se refiere a la pirotecnia que utiliza ruidos y cuyo uso está ligado a la celebración de eventos de todo tipo, como fiestas patronales, eventos culturales, competiciones, etcétera. Generalmente, en los pueblos se hace uso de petardos que ocasionan consecuencias negativas a ancianos, bebés, enfermos y especialmente, a las mascotas.
Por ejemplo, para las personas con trastornos del espectro autista, las explosiones suponen una tortura ya que generan crisis de llanto, actitudes agresivas e incluso llegan a autolesionarse, dado que el hecho de alterar su ambiente provoca un incremento de cortisol en sangre y ello produce conductas estereotipadas, repetitivas y agresivas.
También las personas que sufren diversas enfermedades como alzheimer, vértigos u otras enfermedades mentales pueden provocar desorientación, dolores de cabeza, nerviosismo y estrés, entre otras patologías o síntomas.
Los bebés también pueden sufrir las consecuencias del uso de la pirotecnia, ya que existen estudios que demuestran que puede provocar zumbidos y pérdida de la audición, en ocasiones momentáneas, pero en otras irreversibles, por lo que los especialistas recomiendan que se les coloquen protecciones en los oídos a los niños que deban exponerse a ese tipo de ruidos extremos.
Los pequeños que se exponen a la pirotecnia también pueden comenzar a sufrir trastornos del sueño, algo sumamente perjudicial sobre todo entre los más pequeños ya que como bien sabemos se encuentran en plena etapa de crecimiento y desarrollo, para lo cual necesitan descansar como corresponde sin complicaciones.
Según estructura la moción en su parte expositiva, la Organización Mundial de la Salud, una exposición a un nivel de decibelios superior a 110 DB, exposición que se genera con el uso de la pirotecnia, produce daños auditivos de manera inmediata.
Por otro lado, diversas asociaciones animalistas como la Asociación para un Trato Ético a los Animales (ATEA) denuncian los peligros que supone la pirotecnia a nuestras mascotas: sus efectos van desde taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas, aturdimiento, pérdida de control, miedo hasta incluso, la muerte.
Los gatos y perros sienten temor y huyen, lo que puede provocar un accidente o perderse, ello lo comprobamos al ver su comportamiento inusual, como escapar, saltar, o atravesar ventanas y esto puede provocar lesiones graves. Las aves los sufren con taquicardias que pueden provocarles la muerte.
En estos casos, es necesario que los dueños de las mascotas conozcan el momento en el que se va a realizar un espectáculo de pirotecnia, para tomar medidas que protejan a las mascotas, tales como no dejar a su mascota en casa atada, lo cual puede provocar el ahorcamiento involuntario del animal o llevar a su mascota a un sitio seguro para que no sufra pánico o simplemente, alejarla lo máximo posible del acto pirotécnico.